“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”

(Lc 1, 31)

En María Dios se hace hombre para siempre. Y desde que Jesús besa nuestra tierra, ya nada de lo nuestro está privado de sentido. En María y en el anuncio de su maternidad divina comienza la Iglesia, hermosa, sin mancha ni arruga, envuelta en la alegría. En María se nos anuncia que estamos sanados desde los cimientos de nuestra propia naturaleza. Esta es nuestra esperanza.

Venimos a ti, María, santuario de acogida donde nos muestras la ternura de Dios. Vaciamos en tu regazo nuestro corazón roto, sabiendo que nos rehaces y cobijas.

María es la Virgen Inmaculada, María es la madre de Jesús por su fidelidad, por
su confianza y entrega total al amor.
Una dimensión de María Inmaculada se llama búsqueda. María fue fiel cuando
con amor, se puso a buscar el sentido profundo del designio de Dios en ella. Para María
fue un continuo “buscar el Rostro del Señor”. No habría fidelidad si no hubiera en la
raíz esta ardiente, paciente y generosa búsqueda. María en su búsqueda silenciosa,
encuentra una pregunta en su corazón, para la cual sólo Dios tiene respuesta, mejor
dicho sólo Dios es respuesta.
Para encontrar esta respuesta es preciso el silencio…. La respuesta se hace
silencio… la Palabra se encarna en el silencio de la noche….

La segunda dimensión de María Inmaculada se llama acogida, aceptación, esto se transforma en los labios de María en un “Fiat”. Que se haga, estoy dispuesta, acepto; este el momento crucial de la fidelidad, es entonces cuando descubrimos que hay en el designio de Dios más zonas de misterio que de evidencia, es momento de dar un lugar en el corazón al misterio del amor. Es el momento en el que el hombre se abandona al
misterio, no con resignación, sino más bien con la disponibilidad de alguien que se abre
para ser habitado por algo ¡por Alguien! más grande que el propio corazón. Esa
aceptación total se cumple en María. Por ello, en ella la Palabra se entraña, la palabra se
hace humanidad. Lo dicho por los profetas y anunciado desde antiguo la Palabra toma
carne en María.

La duración, la constancia, la coherencia, la fidelidad es la tercera dimensión
de María Inmaculada. Vivir de acuerdo con lo que se cree, Aceptar incomprensiones,
persecución, antes que permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree. Aquí esta
el núcleo más intimo de la fidelidad.
Pero toda fidelidad ha de pasar por la prueba más exigente, el servicio, el amor
hasta la cruz, como María. Sólo puede llamarse fidelidad a una coherencia que dure a lo
largo de toda la vida. Ser fiel es no traicionar en las tinieblas lo que se acepto en
público. María por ello se hace discípula humilde de su Señor, se hace sierva. Ella
misma se proclama la esclava de su Señor…. Por ello todo el amor y entrega de María
pasa por el servicio y ella al igual que Jesús, puede decir y proclamar ¡Estoy entre
vosotros como el que sirve! Mirémosla a ella para que nos enseñe el camino silencioso
del servicio y la entrega generosa.

Virgen llena de luz

Hija del pueblo de Dios, VEN, AYÚDANOS
Virgen de Nazaret ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Elegida de Dios DANOS A JESÚS
Madre de los creyentes VEN AYÚDANOS
Madre de la Iglesia ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Madre de los hombres DANOS A JESÚS
Madre que confiaste VEN AYÚDANOS
Madre que te entregaste ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Madre que aceptaste DANOS A JESÚS
Madre que nos conoces VEN AYÚDANOS
Madre que nos escuchas ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Madre que nos comprendes DANOS A JESÚS
Reina de las Escuelas Pías VEN AYÚDANOS
Madre de la esperanza ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Gozo eterno de Dios amor DANOS A JESÚS

Madre te llaman los pobre VEN AYÚDANOS
Madre te llama el que sufre, ALUMBRA NUESTRO CAMINO
Madre te llama este pueblo DANOS A JESÚS