Hoy el amor ha perdido la frescura de aquel amor primero, pero ha ganado en solidez, ha madurado y se ha ido haciendo más humilde, más entregado.
Alabo a Dios que se ha empeñado en traerme hasta aquí con la compañía de tantas hermanas y tantos educadores, niños, jóvenes, familias…
¡GRACIAS!