Somos Hijas de María. Es nuestra definición, el sello que nos identifica. Hijas de María Religiosas de las Escuelas Pías. Se ha impuesto el nombre de escolapias, Pero somos hijas de Márí y hoy estamos de fiesta.
Hoy, 8 de mayo, es la Virgen de la Escuela Pía. Esta advocación es más que una imagen. Es la vida de María hecha entraña, herencia en nuestra gran familia. Pero si rastreamos las huellas de José de Calasanz y Paula Montal vemos que ellos sintieron a María como la presencia cercana, amiga. Presencia protectora. Presencia afectiva. Presencia segura. Una presencia que llevaba a Jesús. Una presencia generadora de seguimiento fiel. María es la mujer consagrada por Dios para ser fecunda en la educación, para “conseguir que Cristo, a quien Ella engendró y educó, tome forma en nosotras y se vaya modelando en nuestros alumnos”, en el niño y en el joven.
En los 29 años que Santa Paula Montal vivió en Arenys de Mar, la niña Paula respiraba en el ambiente mariano con la misma intensidad con que la brisa marina oxigenaba sus pulmones. Hasta seis advocaciones vivió en su infancia y juventud. Advocaciones que le regalaron un buen legado de fe, un buen equipaje con el que iba a recorrer los caminos de futuro que ante ella se abrían.
La ASUNCIÓN DE MARÍA que ella contemplaba en el retablo de su parroquia, configuró su fe buscando a Dios como absoluto, abierta del todo a la trascendencia. Plasmaría en ella la esperanza inquebrantable.
La VIRGEN DEL ROSARIO, con la práctica asidua de esta oración, la introdujo, de forma sencilla, pero profunda y firme, en los misterios de Cristo.
La congregación de la VIRGEN DE LOS DOLORES le regaló fortaleza en el sufrimiento para llevar el SI hasta el final, hasta sellarlo con la cruz.
Cuando la catequista Paula subía hasta la ERMITA DE LA PIEDAD ponía a su fe compromiso, a la vez que contemplaba en la imagen de María el sufrimiento de todos los hombres y mujeres, más, el de la mujer marginada.
La VIRGEN DE LA PERSEVERANCIA que Paula contempló en el convento de los Capuchinos, imprimió en su alma la constancia y la fidelidad.
Y junto a ella estaba SANTA MARÍA DEL BUEN VIAJE, como invitando a Paula a partir hacia otros horizontes, con la seguridad de que todo en la vida es provisional, en cualquier lugar que vivamos estamos de paso. Invitación también a ir ligeras de equipaje.
Contémplalas… Añade alguna actitud a las invocaciones. Bucea en tu infancia y juventud para contemplar las advocaciones marianas que te acompañaron… ¿Qué impronta dejaron en ti?
Madre Paula seguirá a Jesús, en una fidelidad guiada, alentada, sostenida, por María. Y su cuadro se va enriqueciendo con las pinceladas de nuevas advocaciones de los lugares por donde pasa:
La nueva advocación que encontró en Figueras de VIRGEN DE LA PROVIDENCIA sería la respuesta oportuna para unos comienzos de escasísimos recursos. La empujaría a los brazos de Dios en una confianza sin límites.
Será en Sabadell cuando conecta con la devoción a la MADRE DE DIOS DE LA FUENTE DE LA SALUD. Bálsamo para curar heridas, elixir (obra educativa) para prevenir que otras se abran.
En Vendrell, y mediante una colecta popular, pudo encargar una imagen de NUESTRA SEÑORA DEL AMOR HERMOSO, en gestos permanente, cotidianos,… para acercar las alumnas a María.
¿Qué te parece el cuadro que se va dibujando? O de otra manera… el caudal de fe de Madre Paula enriquecido con las actitudes que contempla y copia de María. ¿Cómo la has ido contemplando y copiando tú? ¿La sientes así de cercana, de entrañable? ¿La sientes como la mejor compañía en tu soledad? ¿La sientes madre?
Será en Olesa, a lo largo de 30 años, donde esta realidad se consolide. Paula Montal, en su subida a la terraza para contemplar la Montaña de la VIRGEN DE MONTSERRAT, admiraría este cuadro, y le iría dando los últimos toques de artista, hasta elevar sus brazos en un 26 de febrero de 1889, para suspirar “Mare, mare meva”, y arrojarse definitivamente en su regazo.
Quédate en silencio para contemplar a la humilde esclava del Señor. A María, a la que le regalan sus vestidos el sol, la luna y las estrellas. La que siembra la vida en el surco de cada día; la que la cultiva y la acompaña, aunque ésta esté amenazada permanentemente por el maligno.
Y contempla a la otra humilde esclava del Señor. A Paula que hace de María su oxígeno para respirar, su luz para caminar, su compañía que fortalece su caminar; su descanso y su regazo en cada anochecer.
Atrévete a quedarte sólo en Dios como Paula, y como María. Como Calasanz. La Virgen de la Escuela Pía, la que comparte con nuestra gran familia su ser de Madre y Maestra.
Seguro que surgen en ti sentimientos… Acógelos. Y comparte los que quieras con las hermanas en forma de oración.
Silencio orante y compartir en libertad
Tantos niños y jóvenes mirando a María de la mano de escolapios y escolapias… Ofreciéndole a miles sus flores con el corazón sencillo, como el de los hijos. ¡Cuántas escolapias y escolapios aprendiendo de ella a dar la vida!.