Elisa Estévez López nos acompañó en el retiro precapitular la tarde del sábado 9 y la mañana del domingo 10 de marzo.
Cuando Dios sale al encuentro y llama… la vocación de Moisés.
Elisa comenzó ofreciéndonos una panorámica del contexto en el que se sitúa Moisés antes de la teofanía de la zarza ardiente y no invitó a descubrir en ella a un Dios que escucha, ve, recuerda y conoce. A continuación nos invitó a mirar a nuestra realidad actual en la que palpamos la vulnerabilidad y la incertidumbre en el cuerpo, en la psique y en el espíritu y que deja al descubierto las fracturas sociales, económicas, sanitarias, políticas, etc…
Acompañamos a Moisés en el viaje que realiza hacia la interioridad que conduce de nuevo a la vida como gracia y en su envío en diálogo para la misión narrado en los capítulos 3 y 4 del libro del Éxodo y en su aprendizaje de coliderazgo junto con Aarón y Miriam narrado en el capítulo 17 del Éxodo y en capítulo 11 del libro de los Números.
Comunidades que caminan a impulsos del Espíritu: un nuevo Pentecostés.
Elisa nos presentó la situación de desgracia, sufrimiento e incertidumbre en la que acontece la llamada a profetizar de Ezequiel narrada en el capítulo 37. Es llamado a proclamar de parte de Dios su Palabra creadora sobre los huesos muertos de Israel.
El Espíritu es fuerza que irrumpe en la vida de las personas actuando y comunicando dinamicidad y vida; genera una auténtica libertad y creatividad con capacidad de responsabilizarse de todo hombre y de toda mujer. Hace posible la reciprocidad y la interdependencia en la acogida de la diversidad.
Por último nos presentó la alegría como señal inconfundible del Espíritu (Gal 5,22) y la mansedumbre como fuerza de la suavidad, de la ternura.