«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (Papa Francisco).

Abrid el oído. Escuchad la alegría.
Hay muchos himnos resonando a nuestro alrededor.
La Pascua de Jesús nos regala alegría, invitándonos de nuevo a cantar y caminar.
Cuando alguien nos mira sonriendo, espontáneamente sonreímos.
¿Os imagináis cómo nos mira Dios en Jesús resucitado?
«Miradle resucitado». ¿No basta esto para vivir alegres?
Donde hay un cristiano hay alegría.
Lo viejo ha pasado, comienza lo nuevo.
En nombre de Jesús, multiplicad la alegría.
No nos dejemos robar el gozo de la pascua.
Gustad los gozos más bellos y sencillos de cada día.
Afrontad con ánimo los retos que tenéis por delante.
Haced vuestras las alegrías y esperanzas, las angustias y tristezas de los pueblos.
La alegría nunca es egoísta ni individualista, es solidaria, compartida.
¿Cómo puedo yo ser feliz si los demás no lo son?
La verdadera alegría no depende de lo que nos ocurre.
Está en descubrir que somos amados en todo momento y circunstancia.
Hermanas escolapias
Atreveos a vivir el gozo de la Pascua.
La Pascua está para ser cantada.
Que os brote del interior un canto agradecido a la Vida Nueva
que Cristo Resucitado nos regala en cada instante.
Como María Magdalena, seamos mujeres valientes,
testigos de la fe, permaneced en Él,
Trasmitamos esperanza.

La resurección es el mayor Like a la vida dado en la historia y lo bueno es que permanece.

¡FELIZ PASCUA, FIESTA DE LA VIDA!